Al igual que el resto de vehículos que circulan por las carreteas españolas, los coches eléctricos deben pasar la Inspección Técnica de Vehículos (ITV). Sin embargo, aunque todavía no existe un protocolo de ITV específico para eléctricos, sí hay algunas diferencias con los de combustión a la hora de pasar las pruebas. 

Lo que hay que tener en cuenta, en primer lugar, es que los plazos para pasar la ITV de un coche eléctrico son exactamente los mismos que los establecidos para los vehículos de combustión. Por lo tanto, si tienes un vehículo eléctrico, deberás pasar la primera inspección a los cuatro años de la fecha de matriculación. A partir de ahí y hasta que el coche cumpla 10 años, tendrás que pasar la ITV cada dos años y, una vez superados los 10 años de antigüedad, las pruebas se tendrán que superar de manera anual. 

Respecto al procedimiento tampoco encontramos diferencias entre vehículos eléctricos y vehículos de combustión. Es decir, que la documentación requerida para solicitar la ITV será exactamente la misma. Además, deberán superar unas pruebas genéricas comunes a todos los vehículos, como la revisión de la zona exterior y carrocería, anclajes, espejos, cinturones, asientos, etc. También se realizará una inspección técnica donde se comprobará el velocímetro, las luces, las ruedas, la suspensión, los ejes, la señalización o los sistemas antihielo y antivaho, entre otros. 

Sin embargo, la ITV para coches eléctricos sí tiene una diferencia sustancial respecto a los coches de gasolina o diésel, por las propias características de este tipo de vehículos. Al utilizar motores ecológicos y no contaminantes, los eléctricos no tienen que pasar la prueba de emisiones. Esto supone una gran ventaja ya que esta prueba es una de las que más fallos acumula por norma general, con una tasa superior al 6%. Además, tampoco tendrán que someterse al test de ruido, por lo que el tiempo necesario para pasar la ITV se reduce sustancialmente. 

Por otro lado, hay que tener en cuenta que los coches eléctricos, por norma general, no cuentan con caja de cambios ni embrague. Por eso, las pruebas de motor y transmisión serán diferentes respecto a los coches de gasolina y diésel. Lo que si se podrá realizar, aunque en estos momentos no suele hacerse, es una prueba para comprobar el circuito de cableado y el estado de la batería. Asimismo, los vehículos eléctricos pasarán por unas pruebas específicas en las que se comprobarán ciertas cuestiones como las conexiones, la recarga o la autonomía. 

Por último, otra de las ventajas es la relativa a los precios. Lo normal es que el precio de la ITV para coches eléctricos oscile entre los 20 y los 30 euros, mientras que para los híbridos, híbridos enchufables y motores de combustión el precio suele rondar los 40 euros. Eso sí, hay que tener en cuenta que las tarifas de la ITV pueden variar mucho dependiendo de cada Comunidad Autónoma, por lo que no en todas partes será igual. 

Por último, cabe destacar que muchas estaciones de ITV cuentan con descuentos para coches eléctricos, lo que supone una gran ventaja frente a otros modelos. Por lo tanto, por norma general la ITV para vehículos eléctricos es más barata y más rápida que para el resto de vehículos.